Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, no despreciéis lo que Yo permita en vuestra vida. Sabéis que nada se da por casualidad, porque Yo estoy guiando la vida de cada uno de vosotros.
Muchos de vuestros hermanos hablan y hasta creen que se viene a gozar en la Tierra y que hay que hacer lo que vuestras pasiones y sentidos desean y no es así, Mis pequeños.
Vinisteis a dejar una estela de Amor, vinisteis a ser otros Cristos, vinisteis por la salvación de las almas de vuestros hermanos, vinisteis a trabajar para destruir el reino de maldad que satanás ya había implantado aquí sobre la Tierra y que Mi Amor, que os vino a enseñar Mi Hijo, debía ir destruyendo todo lo malo para que se implantara Mi Amor a través de cada uno de vosotros.
Cuando vosotros traéis ideas de ésa índole, como en la que creéis que debéis darle gusto a vuestros sentidos, estáis viviendo precisamente en el error a donde os ha llevado satanás, porque él quiere que vosotros viváis, ciertamente, en los sentidos y Mi Hijo os vino a dar toda una Evangelización espiritual. ¿Veis que son dos cosas muy diferentes, Mis pequeños?
Satanás llevándoos solamente hacia la carne, Mi Hijo, llevándoos hacia vuestro espíritu, hacia el crecimiento de vuestra alma, en sentido espiritual, un crecimiento sano y santo, mientras que satanás os quiere destruir, llevándoos solamente a una vida carnal y destruyendo vuestra espiritualidad. Tarde o temprano tendréis que dejar vuestro cuerpo aquí, vuestra carne y, ¿qué quedará después de ello?, vuestra alma y lo que conlleva vuestra alma, que van a ser todos los actos espirituales, buenos y malos que vosotros hicisteis a lo largo de vuestra vida. Entonces sí debéis darle alimento espiritual a vuestra alma y, con esto, os daréis cuenta que os estaba engañando satanás, que no os dejaba ver que tenéis un alma espiritual y que la tenéis que alimentar con alimento espiritual.
Tened cuidado pues, Mis pequeños, si creéis todavía que debéis darle gozo al máximo a vuestro cuerpo y que no os importa vuestra alma, porque la realidad es otra y os vais a tener que enfrentar a ella pronto.
Gracias, Mis pequeños.
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